Vivimos días de desconcierto en los que las empresas luchan por demostrar al mundo su compromiso con la sostenibilidad, ahora que se acerca la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 25) en Madrid.
Es cierto que cada vez son más las empresas, entre ellas las del sector del transporte de mercancías por carretera, que están verdaderamente implicadas en la consecución de los 17 objetivos del desarrollo sostenible. De hecho, según refleja un estudio de la Cámara de Comercio de España, el 87% ya ha incorporado medidas para alcanzarlos.
Lo que nos sorprende es que durante esta carrera en la que se han enroscado parte de la sociedad y todas las administraciones para demostrar que velan por el medioambiente, mientras que todo el mundo valora los millones de ventas que se generan gracias al famoso Black Friday, el transporte de mercancías vuelve a estar en el ojo del huracán de la contaminación sin que quienes ahí lo sitúan se den cuenta de que nuestros servicios son absolutamente imprescindibles para que la economía y, muy especialmente el e-commerce, puedan desarrollarse y crear la riqueza y el empleo que España necesita.
Ante ese asedio al que ya tienen acostumbrado al transporte, nos vemos en la obligación de resaltar el compromiso de este sector con la sostenibilidad y los innegables logros medioambientales que hemos alcanzado durante los últimos 15 años, en los que a pesar de la intensa crisis económica sufrida y la falta de cualquier tipo apoyo por parte de la Administración a nuestro empeño por reducir las emisiones, hemos seguido invirtiendo en vehículos ecológicamente mejorados y menos contaminantes, cuyo coste asciende entre los 100.000 y 140.000 euros, logrando reducir el consumo de combustible en un 30% y las emisiones (atmósfera y ruido) en casi un 90%.
Son muchas las contradicciones por parte del Gobierno que no parece tener claro qué tipo de vehículo es el más apropiado para lograr los objetivos del desarrollo sostenible, y lo mismo nos dicen que “el diésel tiene los días contados” como que la alternativa del GNL tampoco es el camino adecuado.
Teniendo en cuenta esto, y que los vehículos eléctricos pesados aún siguen en desarrollo y no son una posibilidad real, ¿alguien sabe cuáles son las alternativas viables para que el transporte pueda seguir reduciendo su impacto medioambiental con las mínimas garantías? Tanto nuestros transportistas, como el conjunto de sectores de la economía a los que prestamos nuestros servicios, necesitan vehículos que, además de permitirnos avanzar hacia esa movilidad más sostenible que todos queremos, dispongan de las capacidades y la autonomía suficientes que precisa una actividad que sigue creciendo, y en la que pronto pueden llegar a faltar camiones si el empresario sigue sin tener claro en qué vehículos debe invertir su dinero.
Y esta, en ocasiones absurda, carrera de las empresas y Gobiernos por demostrar al mundo que somos sostenibles, encontramos regiones como el municipio de As Pontes, en el que, ante el cierre de la central térmica de Endesa, alrededor de 650 personas, entre ellas muchos transportistas, están sin trabajo y sin poder mantener a sus familias. Este párrafo debe leerse con cierto cuidado, no juzgamos que se utilicen energías alternativas, pero la transición energética debe realizarse de una manera justa y espaciada en el tiempo, no dejando en la calle a centenares de trabajadores de la noche a la mañana. Cabe destacar, que un año antes de la paralización de la térmica, se exigió a los transportistas del carbón que renovaran sus camiones por otros más eficientes, ante la promesa de que la central mantendría su actividad hasta 2040.
Esto evidencia que para lograr los 17 objetivos es urgente que no se tomen medidas a la ligera, que se presenten planes que incluyan medidas transitorias y que tengan en cuenta la supervivencia de todos los sectores, incluido el transporte de mercancías por carretera, que es vital para el desarrollo de la vida cotidiana, puesto que se encarga de acercar al mundo el 85% de los productos que se consumen a diario. Y es fundamental, que el Gobierno y las instituciones nos tengan en cuenta si quieren acabar en los primeros puestos de la carrera verde.
Recientemente, 30 empresas han enviado una carta a la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y a Frans Timmermans, el vicepresidente de la CE que liderará el nuevo pacto verde europeo. En ella, los firmantes piden un fondo de inversión europeo para apoyar el transporte ante la falta de alternativas para conseguir el objetivo de cero emisiones.
Una prueba más de que no solo lo decimos nosotros. Mientras tanto, nuestro sector no dejará de caminar para lograr todos y cada uno de los objetivos, ahorrando costes y apostando por modelos más eficientes.