De todos los silencios que el transporte de mercancías por carretera ha tenido que soportar durante los siete días de bloqueos consecutivos de las carreteras en Cataluña, unos de los que más nos han sorprendido han sido los de las principales organizaciones de cargadores.
Quienes habitualmente organizan foros para hacer más eficaz la distribución de mercancías o ponen en marcha una plataforma colaborativa para reducir los costes del transporte, no han mostrado la más mínima preocupación e indignación por la situación de secuestro que han vivido sus proveedores de transporte durante esta última semana, a pesar de que nuestros camiones estaban cargados con sus mercancías y de que eran sus clientes quienes esperaban recibirlas.
En la CETM nos preguntamos, ¿a qué se deben estos silencios?, ¿por qué no han protestado ante una situación que claramente les perjudica?, ¿dónde ha quedado su preocupación por la eficiencia en la cadena de suministro? Debe ser que están acostumbrados a que sean otros los que les saquen las castañas del fuego realizando las labores más ingratas, y al igual que ocurre con la carga y descarga de las mercancías, son los transportistas quienes asumen la responsabilidad, reclamando la libre circulación de (sus) mercancías.
Probablemente se estén guardando las fuerzas para reunirse con el ministro de turno y reclamarle la puesta en marcha de las 44 toneladas o para pedir a los empresarios de transporte que sean más valientes a la hora de hacer más atractiva la profesión de conductor, que es ese profesional que ha estado días abandonado a su suerte en un arcén sin que estas organizaciones, tan beligerantes cuando les interesa, se hayan preocupado ni una sola vez por si podía llegar a pasar el fin se semana con su familia, comer algo decente o ir al servicio con la mínima dignidad.
Una dignidad que ha brillado por su ausencia entre los cargadores y que seguramente lastrará, aún más, sus relaciones con unos transportistas que se han sentido abandonados también por sus clientes.